Nuestro sistema neuromuscular está en constante adaptación, buscando soluciones que nos permitan seguir realizando esfuerzo físico. Esta adaptación es una reacción inteligente de nuestro sistema, con el fin de compensar los desajustes que puedan existir, a través de nuevos patrones motores que permitan realizar las mismas acciones.
El problema está en que estas compensaciones no hacen más que enmascarar los desajustes, lo cual, con el tiempo, puede desencadenar en sobrecargas musculares, rigidez, tendinopatías, desgastes articulares y movimientos limitados.